Pelos de elefante
Uno no sabe hasta qué punto pinchan los pelos de elefante hasta que se sienta sobre uno, y esto podría valer para cualquier aspecto de la vida cotidiana.
El caso es que de pronto he recordado un día, de hace muchos años, en que fui al circo. No sé por qué exactamente acabé a lomos de un elefante. No creo que quisiera, pero el caso es que conservo la foto, con esa cara de pasmo y dolor contenido...y el recuerdo de aquellos pinchazos. Sí, creo recordar que para más inri llevaba pantalón corto aquel fatídico día.
Esta noche, sin saber por qué, se me han mezclado los recuerdos. Y del circo paso a una escena mágica, aunque sencilla y cotidiana: otra noche de hace bastantes años también. Una ventana abierta y los primeros vientos cálidos y refrescantes a la vez entre la primavera y el verano. La noche pareciendo hablarme, la brisa trayendo hasta mí sus palabras misteriosas, la energía electrizante fluyendo en mí y alrededor.
Extraña concatenación de ideas y recuerdos, ¿qué relación guardan ambas escenas? ¿qué me condujo a recordar tales cosas? Quién sabe, otra noche tranquila, o quizás otra noche de juerga, quizá recupere una escena más perdida de mi vida.