jueves, junio 29, 2006

Pelos de elefante

Uno no sabe hasta qué punto pinchan los pelos de elefante hasta que se sienta sobre uno, y esto podría valer para cualquier aspecto de la vida cotidiana.
El caso es que de pronto he recordado un día, de hace muchos años, en que fui al circo. No sé por qué exactamente acabé a lomos de un elefante. No creo que quisiera, pero el caso es que conservo la foto, con esa cara de pasmo y dolor contenido...y el recuerdo de aquellos pinchazos. Sí, creo recordar que para más inri llevaba pantalón corto aquel fatídico día.

Esta noche, sin saber por qué, se me han mezclado los recuerdos. Y del circo paso a una escena mágica, aunque sencilla y cotidiana: otra noche de hace bastantes años también. Una ventana abierta y los primeros vientos cálidos y refrescantes a la vez entre la primavera y el verano. La noche pareciendo hablarme, la brisa trayendo hasta mí sus palabras misteriosas, la energía electrizante fluyendo en mí y alrededor.
Extraña concatenación de ideas y recuerdos, ¿qué relación guardan ambas escenas? ¿qué me condujo a recordar tales cosas? Quién sabe, otra noche tranquila, o quizás otra noche de juerga, quizá recupere una escena más perdida de mi vida.

sábado, junio 24, 2006

Amami Alfredo!



Querida, divina Callas:
Cómo decirte que poco me importa la hermosura que ostentaste (podrías haberte ahorrado las repugnantes tenias), o tu genio.
No te adoro, ni a tu arte, y tu carácter parece ser que era dificilmente soportable.
Sin embargo, ¿cómo no amarte?
Una antigua grabación de La Traviata me hace estremecer de nuevo hasta el éxtasis, hasta las lágrimas. Siempre La Traviata, no importa cuántas veces la escuche, y tantas veces tú... Porque quizás suena más desgarrada, más desesperada en tu garganta. Porque tú eres tú, y a un ser capaz de transmitir tales sensaciones, se le perdona todo.
Sencillamente por darme tanto placer.

De nombres y bautismos II

Él me dio un nombre nuevo, así, de improviso, sorprendiéndome.
Me llamó, y acertó. Me dio fuerzas, una nueva, impetuosa energía.
Conservo el nombre en mi mente, en el olvido, demasiado a menudo.
Lo tengo presente a veces. En realidad lo tengo presente casi todo el tiempo, sólo que en ocasiones no recuerdo que he de tenerlo presente. Que es el nombre del triunfo. Huyo de cualquier clase de triunfo, pero mi nuevo apelativo me recuerda lo que he de hacer.
Gracias al nombrador que amarró mi alma a esto que llaman existencia de tal modo
que yo pueda "existirla" sin perecer en el intento.
Obviamente, como nombre mágico que es, como nombre secreto, no puede ser desvelado o perdería su función y su poder.
Tan sólo dar las gracias al acierto en boca de un hombre infravalorado demasiado a menudo.
Gracias a él, que es Amor personificado.

jueves, junio 22, 2006

CELOS

Celosa de mí misma, de mis versos, de mi musa. Me resisto ferozmente a entregarme, a entregarlos, a ser leída. Sólo un ratito más para mí sola, sólo unos días más. Los nuevos poemas aún danzan ante mí como luminosos fantasmas de recién nacidos. Apenas balbucean, apenas SON aún.
No quiero mostrarlos, cambiarán, inevitablemente se convertirán en otros y quizás ya nunca más digan lo que querían decir. Y quizás en lugar de gritar susurren, o en vez de llorar sonrían, o acaso la carcajada se vuelva solemne.
Me serán arrebatados por otros ojos que no los saben mirar como los míos, por otras mentes, y otras almas que no los saben pensar, no los saben sentir como sólo yo sé hacerlo.
Como sólo yo sé hacerlo.
como sólo yo sé hacerlo
COMO SÓLO YO SÉ HACERLO.
Mejor o peor, tan sólo yo lo hago como yo.
Pequeños míos, queridos, insignificantes, descomunales, vivos, en ocasiones lo llenáis todo, y todo lo demás se reduce a nada.

viernes, junio 02, 2006

Yuhuuuuuuuuu!!

Mi musa ha vuelto, victoriosa, renovada, tendríais que verla vestida de gala.
No sólo tengo millones de ideas para la novela (que a este paso acaba en pentalogía), también estoy escribiendo poemas, poemas nuevos como nunca he escrito antes. A mí me parecen cojonudos, pero debe de ser el calor (y nunca mejor dicho) del momento, quién sabe.
En fin, que tengo prisa, no puedo entretenerme, la hermosa me espera y yo he de agasajarla como merece. Me encontraréis haciéndole el amor en cada verso.