viernes, enero 26, 2007

Salir, beber, el rollo de siempre

Todo es ilusorio. Las miradas de otros, la compañía, la identidad.
Llegas a casa y estás solo, incluso aunque compartas el espacio: estás solo. Y eres otro ya. No eres más el que hace unos instantes bromeaba en cualquier bar, ni el que se quedó callado, meditabundo, deseando llegar a casa para pensar con tranquilidad. No eres ya el que hace un minuto besaba y se despedía, no eres siquiera el que pidió una última copa. No eres tampoco el que ahora quiere volver a salir sin saber muy bien para qué. Quizás no encontraste lo que buscabas la última vez.
No está ahí fuera. Las cosas, los demás...nunca serán lo que tu quisieras.

viernes, enero 19, 2007

Tempus fugit...

El tiempo, siempre el tiempo...
Durante unos días tendré que parecerme un poco a las sombras apresuradas. ¡Estoy de exámenes! y no tengo apenas tiempo para cualquier otra cosa que no sea estudiar. En fin, a veces hay que hacer pequeños sacrificios, aunque no puedo negar que en cierto modo estoy disfrutando del estudio. No estudiaba en serio desde el colegio, y me regocija comprobar la facilidad que tengo para absorber los conceptos.
Me siento contenta de estar estudiando, con lo vaguísima que soy y lo que me cuesta ponerme a ello. Siento que por primera vez en muchísimo tiempo voy a poder sentirme orgullosa de mí.
Tendréis que disculpar mi ausencia. Ahora me voy a seguir a ello.

miércoles, enero 10, 2007

Elogio de la Lentitud

Ocupado, ocupado, todo el mundo anda ocupado. ¿Por qué no me escribes? ¿por qué no vienes a verme? ¿por qué no nos tomamos unas copas? ¿qué se hizo de los besos lentos y sin prisas?

Recítame poemas, escríbeme poemas, aunque no sean tuyos…

Ocupados corriendo hacia ninguna parte. ¿De qué huyen? ¿Qué sucedería si se detuvieran por un instante? ¿qué pensamiento ominoso les alcanzaría? El vacío, sin duda, la certeza de la muerte, de que nada vale nada más allá del instante de la consecución…

¿Para qué? ¿para qué todo? El apresuramiento, el esfuerzo vacuo. Nadie atesora los bienes adecuados. Seguid, seguid embelesados los brillos del metal y del plástico.

Todos nos encaminamos hacia el mismo destino. Mientras camino mi vía solitaria, los veo adelantarme, sombras apresuradas. Sólo conseguirán pudrirse antes.

miércoles, enero 03, 2007

Un puñado de estrellas: 60 céntimos



Las compré, no quedó más remedio. ¿Cómo iba a resistirme a llevar un puñado de estrellas en el bolsillo? Pensé: ¿para qué las quiero?, no importa, ya les daré uso. Las esparciré por mis cabellos quizás; o me pondré alguna a modo de lunar (o estelar, mejor dicho) en el hombro, o junto a uno de mis ojos; también podría pegarlas en ese vestido de terciopelo negro y disfrazarme de Reina de la Noche (no pienso cantar el aria) en carnavales.
Y, si finalmente no hago nada de esto, sesenta céntimos es un precio irrisorio por poder observar una galaxia en miniatura en la palma de mi mano.

martes, enero 02, 2007

Las Condiciones del Pájaro Solitario

Hoy al fin he terminado de ver la serie Jeremiah. Es una de esas producciones americanas de temática postapocalíptica que no destaca especialmente; podría decirse, siendo condescendientes, que no es mala. Lo cierto es que el tema de la calidad es lo de menos, una serie no tiene por qué ser buena para enganchar. Si todo lo que nos engancha fuera bueno el mundo sería un lugar mejor pero, probablemente, también mucho más aburrido.
Dos cosas que me han llamado especialmente la atención sobre ella:

En primer lugar, el papel de las mujeres. Casi siempre aparecen como simples partenaires, sólo sirven para dar la réplica, servir mesas, hacer el amor, fregar platos, ser amadas...y morir para que los héroes masculinos puedan mostrar su lado más tierno sufriendo por ellas.

En segundo lugar, está el hecho de que según avanzaba la historia, las escenas que incluían pechos femeninos al descubierto iban escaseando cada vez más, justo al tiempo que la trama parecía hacerse más profunda, adquiriendo incluso tintes casi poéticos y filosóficos hacia el final.

En mi opinión, el punto álgido de su lirismo se halla en una escena en que el "malo" se encuentra solo en medio del bosque, junto a un arroyo, inmerso en la contemplación de un pajarillo de brillante plumaje. En ese momento se acerca uno de sus hombres para transmitirle no-sé-qué mensaje militar. El "malvado" pregunta a su subordinado si alguna vez ha leído poesía, a lo que éste replica que no (respuesta innecesaria porque al menda se le trasluce toda la tontez en la cara), ocupándose de dejar bien claro que él no es de "esos", que a él "esas cosas" no le van.
Claro, que cuando el jefazo malote le espeta que él sí, el soldado empieza a balbucear explicaciones. El general le interroga acerca de si alguna vez ha oído nombrar a San Juan de la Cruz, a lo que el avispado muchacho, en un alarde de iluminación cognitiva le contesta: "No...¿es un poeta?"
Y en ese instante el archienemigo de nuestros héroes (que cada vez nos va pareciendo menos malo) comienza a recitar:

"Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente."

¿Qué creéis que le suelta el soldadito después de quedarse unos segundos con cara de concentración y esfuerzo?: "Ninguno de los versos rima ¿verdad?"
...Y la cara de nuestro poético malote constituye ahora en sí misma un poema.
Sobre este tema no hay mucho que aclarar ¿no? Cada cuál que entienda por sí mismo.

Sólo comentar lo mucho que aportan los enemigos carismáticos, y no tan malos en realidad, a la ficción audiovisual, bueno, a la ficción en general.
¿Acaso es malvado el lobo que lame la sangre de su víctima?

¡Qué hartura de buenos buenísimos y malos malísimos! ¿Acaso no han sido y serán intercambiables los papeles del Bien y el Mal en distintos sistemas sociales, en distintas épocas, culturas y civilizaciones?