lunes, junio 25, 2007

Insolens Sum


Ser poeta tiene un incoveniente (obviando las noches de insomnio, la búsqueda torturadora del perfeccionismo, la bipolaridad, la sombra acechante de los grandes...) que todo el mundo se calla. Y es el tener que tratar con otros poetas.
Y es que los poetas cuando van (o vamos) de poetas a menudo somos aburridos y pomposos, y fingimos escucharnos con interés unos a otros mientras nuestras mentes giran ávidas como perros de presa en torno a nuestros propios versos. Y nos reunimos a conjurar no-sé-qué-males recitando poemas regados con alcohol. Y disimulamos probables tristezas y charlamos sobre proyectos obligados, porque parece que si no tienes un proyecto en mente no eres nada. Y citamos a autores de nombres exóticos en absoluto accesibles para el gran público. Y acabamos por aburrirnos en esas reuniones intelectualoides rezando porque el camarero nos traiga pronto otra copa.
Y, en fin, a este paso acabaremos teniendo un día del orgullo poético para reafirmarnos en nuestro ghetto endogámico. Y no quiero imaginar las discusiones interminables para elegir símbolo y color para nuestra bandera.

Esta es una visión obviamente exagerada y parcial de la situación, cualquier parecido con la realidad es...bueno, pues eso, parecido.
Las generalizaciones son un asco, pero los poetas en realidad somos (se supone) unos locos rebeldes divertidos...bueno, los que bebemos, los abstemios son unos petardos...jijiji

miércoles, junio 06, 2007

Darwin y Yo


Al hilo del post anterior y pensando sobre todo esto de la evolución, finalmente me han surgido unas dudillas: a ver, si realmente Darwin tenía razón y todo ese rollo de la supervivencia del más apto y blablabla...¿por qué sigue habiendo muchos más tontos que inteligentes? ¿Qué pasa? ¿es que algún antepasado mío salvó la vida a un antepasado de...qué sé yo...el Cordobés, al liberar su cabeza de las fauces de un descomunal saurio prehistórico, incluso aunque él la hubiera introducido allí intencionadamente por eso del gustirrinín del riesgo y por contarle los dientes al animalico? Es decir, ¿continúan existiendo los imbéciles gracias a la compasión de los más avispados? (nota mental: eliminar los rasgos compasivos del ADN del homo superioris cuando domine el mundo).

¿O es que quizás, como sospecho, la inteligencia no es un rasgo definitivo para la aseguración de la supervivencia? ¿o a lo peor los que nos creemos inteligentes (comparados con según quién) en realidad somos los más torpes? ¿qué será será?

Y en próximas entregas abordaremos el apasionante tema de... SÍ, ME VA LA EUGENESIA.

sábado, junio 02, 2007

A dar testimonio de la Palabra...con tó la calóh (o ser Testigo de Jehová es un oficio muy sufrido)



¿La palabra de dios?...bueno, señora eso es un libro, y libros sagrados hay muchos, además. ¿No cree que si algún dios existiera y tuviera la más mínima intención de comunicarse con nosotros lo haría de otro modo? Porque un libro...en fin, no es muy comercial que se diga, ¡huy! y de tantas páginas encima...y teniendo en cuenta los porcentajes de gente que sabía leer cuando el texto fue redactado, y aún después durante centurias...y aún hoy, si yo le contara... Por otra parte, ¿no sabe usted que hubo concilios en los que los padres de la iglesia decidieron lo que era y lo que no era la palabra de dios? Vamos, que yo no me fío un pelo, porque incluso aunque en sus tiempos fuera de verdad la palabra de dios, ahora ya es los cotilleos de unos cuantos sacerdotes.

Que sí, que sí, que lo de los pobres y los mansos que heredarán la tierra está muy bien, ¿pero no cree usted que debería estar usted haciendo algo por ellos en lugar de estar de cháchara por esos mundos de dios? Si pa pobre y pa mansa ya estoy yo, y no quiero heredar ná, si yo con un puesto de trabajo me conformo.

¿Que si nunca me he planteado de dónde venimos y cómo se creó la vida y todas esas cuestiones existenciales? Pues mire, aunque usted me esté diciendo que dios padre misericordioso está detrás de todo esto, ojo, que no se lo niego, hay principios científicos asentados desde hace tiempo al respecto, y a estas alturas ponerse a discutir sobre el Big Bang o la teoría de la evolución de las especies de Darwin, como que da una pereza...

Ya le he dicho que tengo mis propias creencias al respecto. Que me muevo entre el agnosticismo y mi propia religión inventada que es mucho más divertida que la mayoría, que en parte bebe de, y simpatiza con las creencias animistas y paganas.

Y vaya, no es por aterrorizarla, pero después de años de reflexión he llegado a la conclusión de que si dios existe le traemos sin cuidado. O me va a decir que usted se preocupa mucho por los microorganismos que puedan pulular por sus excrementos. Que los ha creado usted, pues sí, ¿y?. No me diga que va a enviarles profetas y libros sagrados.

Lo anterior, señora, puede ser una comparación quizás un poco salvaje, bueno, no se crea... Pero es que si le hubiera dicho que la mente del hombre es demasiado limitada como para aprehender siquiera la idea de un ser todopoderoso cuya naturaleza en realidad desconocemos, ¿me hubiera entendido?
A usted quizás la aterrorice, a mí me deja mucho más tranquila. Una vez llegada a esta conclusión ya no hay que pensar más en el tema. Adios angustias existencialistas.

Esto es lo que yo pensaba mientras ella hablaba, pero ¿para qué contestar? Si además no se callaba un momento la jodía...

LULU

Lulu no es, como pudiéramos pensar, una señorita francesa que usa medias de esas tan seductoras de costura en la parte de atrás, sino un nuevo engendro online tan atrayente como pérfido: un portal de autopublicación bajo demanda.

En lulu te registras y en 10 minutos ahí tienes tu libro publicado en la web, listo para ser vendido a quien interese, con diversas opciones de publicación en papel (tapa blanda, tapa dura, dura con sobrecubierta...) y con la opción añadida de venta (u ofrecimiento gratis, como uno vea) mediante descarga en formato electrónico. ¡Ah!, y gratis, sin coste alguno para el autor.
Los libros se imprimen bajo pedido, por lo que no hay pérdidas, y lulu se lleva tan sólo un 20% de beneficio sobre ejemplar, algo impensable en la publicación tradicional en la que el autor recibe una mínima parte de los beneficios.

"¡Yuhuuuuu!", exclamaréis; "esto mola", añadiréis; "¿y qué tiene de malo?", acabaréis por preguntaros. Bueno, para el autor que publica, quizás nada, siempre que no sea un auténtico amante de las letras y un defensor a ultranza de la correción del lenguaje. Para el pobre comprador mucho. Imaginad cómo puede ser tratar de encontrar un libro bueno, o medio decente al menos, entre los delirios hechos papel de miles de personajillos con ínfulas de Nobel que no saben hilar ni dos frases con un mínimo de correción ni mucho menos estilo.
Ese es el lado malo de lulu, un GIGANTESCO contra de este sistema de publicación. No se trata sólo de que no haya absolutamente ningún medio de selección de material apto para ser publicado, sino que, por supuesto, tampoco se corrigen los textos. Imaginad los atentados contra el idioma.
Por eso, si esta modalidad de publicación acabara por anular a la clásica en un futuro, bueno...vamos a dejar los ejercicios de imaginación por hoy porque sólo pensarlo es deprimente.

Yo confío en que este tipo de portales de autopublicación mejore en un futuro e incluya filtros de búsqueda mejorados que permitan acceder con facilidad a obras de mejor calidad.
Por ahora, si uno busca entre los "bestsellers" de la página en cuestión, dan ganas de llorar.

Eso sí, a una le pica el gusanillo...eso de tener un libro publicado en tan poco tiempo y con tanta facilidad...y, bueno, una tiene unos poemas por casa aburridos de mirarse las caras mustias...y no son poemas silenciosos precisamente ¿eh?, no, son de esos gritones y llorosos en plan: "publícanos, publícanos, nos aburrimos aquí...y además a ti te encanta probar TODO lo que internet ofrece, venga, tontina, publícanos de una vez". No queda más remedio que hacerles caso. Es bien sabido que desoír los ruegos de poemas vociferantes causa un insomnio atroz.