jueves, mayo 28, 2009

¿Por qué el lenguaje de los sueños siempre es infantil?

Anoche soñé que había nidos de águilas calvas en las ventanas de mi edificio, mi hermana se cargó dos huevos y yo quería ir a darles algo para que hicieran sus nidos más grandes y mejores. Antes de llegar a donde estaban los nidos de las águilas había nidos de gatos, una niña se metía un gatito recién nacido en la boca y lo masticaba. Un tipo negro enorme me echaba de la casa en la que me había colado para acercarme a los nidos, que para eso era su casa. Ese tipo no era humano.

Luego estaba en una especie de... reunión social, y había un individuo que me tiraba los tejos a saco, y que me resultaba bastante atractivo, pero yo lo mantenía a raya firme pero encantadoramente (hay que reconocerlo), si no hubiera tenido pareja algo habría pasado... Mi amor, que estaba al otro lado de la sala, me hacía una seña, nos apartábamos y me reñía un poco porque bebía mucho y por dejarme tiratejear, entonces nos besábamos y nos íbamos a otra habitación a hacer el amor. Pero cuando empezábamos vi por la ventana que los muertos se estaban levantando y, claro, a ver quién se concentra en medio de una plaga de zombies. Así que nos íbamos para fuera, pasando entre algunos zombies sin más (parece que no estaban muy despiertos aún), y que eran como un poco amarillos. Una vez en la calle, yo quería que robáramos un coche, y robamos uno blanco deportivo pequeñito que parecía biplaza, pero la verdad es que alguien más que venía con nosotros se montaba detrás, y también había otra tía ahí sentada. El caso es que el coche tenía los laterales como de lona y dónde vas así a pasar por enmedio de plagas de zombies, de modo que dije que teníamos que coger un cuatro por cuatro o un camión o algo así cuanto antes. Al final nos metíamos en un túnel lleno de zombies o de gente en proceso de convertirse en uno de ellos, porque eran mu feúnos y estaban un poco perjudicados pero no hacían nada. Creo que FIN. Ah, no, creo que también ligué con Bunbury, pero en mi sueño era un tipo atractivo y carismático. FIN.

¿Se puede contar los sueños con un lenguaje más correcto, rico y literario sin falsearlos? Creo que no. ¿Por qué mis sueños son entre rarunos y videojueguiles? ¿Conocerá mi madre algún día a Adamantium? Estas y otras cuestiones nunca serán resueltas en próximas entregas.

lunes, mayo 18, 2009

Hasta luego, Mario...


Que se nos has ido, Mario, cuando tanta falta hace gente como usted. Que ahora los poetas supervivientes tendremos que realizar un esfuerzo supremo en su ausencia para llenar el mundo este de acá de palabras hermosas, de imágenes evocadoras, y no nos va a dar el ingenio, Mario, ni la sensibilidad ni la bondad suya para acercarnos siquiera un poquito y poder llamarle de tú.
Hasta luego, Mario Benedetti, GRANDE GRANDE, gracias por sus poemas.



Ausencia de Dios

Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

miércoles, mayo 13, 2009

Malvenida, Tristeza...

Hoy estoy triste, muy triste a ratos, casi enloquecida por unos instantes, pero no quiero explicar mis tristezas, no quiero comunicar absolutamente nada. No voy a publicar lo que he escrito al respecto: me parece problemático y siempre acabo pareciéndome autocompasiva y estúpida, y nunca estoy segura de hasta qué punto estoy acertada. De modo que mejor dejo por aquí un par de poemas, los últimos que me han sido publicados en la revista Grada, que al tener también cierto toque de pena, de hastío y crítica al menos supondrán cierto desahogo. No importa que mi pesar tenga poco que ver con estos temas.



TEDIO E IMPOSTURA

Me aburren los poetas,
los suicidas,
los cobardes,
los trágicos.

Me aburren los artistas,
los obsesos,
los perdidos,
los drogados.

Me aburren los viajeros,
los alegres,
los entusiastas,
los espontáneos.

Incluso el mejor de ellos
está huyendo perpetuamente de algo.






A LOS HOMBRES QUE ME DEJARON MARCHAR

Hay otro en ti.

No eres tan bueno.

No te sonrías ensimismado en tu propia mansedumbre,

Adormecido en la cuna mugrienta del día a día,

Abducido por la velocidad narcótica de lo cotidiano.

Ni tan malo.

Te falta picardía para hacer un buen villano.

Eres sólo un niño que cree que crecer es esforzarse mucho

Por olvidar los sueños, y encontrar un buen trabajo y una moza…

“Normal” con quien compartir catre y preocupaciones (pocas).

No te complazcas, hombre domesticado, no eres tan bueno…

Eres uno más uncido al yugo, caminas en la fila, navegas las corrientes

Azarosas -sin sorprenderte nunca- de la vida.

Hay otros en ti, tantos como acciones puedes emprender

A cada instante.

Tendrías que elegir, eso sí, quién quieres ser ahora, ir en su busca

Y traerlo.

Un viaje arduo para un ego tan discreto…



martes, mayo 05, 2009

ADAMANTIUM: ese gran desconocido




-Mamá:
¿Qué hacen?
- Yo: Le ponen el esqueleto de adamantium.
-Mamá: ¿De qué?
- Yo: De adamantium.
- Mamá: No sé quién es ese.





Cómo mola mi madre, mi madre es arte surrealista.