miércoles, marzo 21, 2012

Feliz día de la poesía

Dejo aquí estos versos  inspirados por los niños desvalidos (casi siempre negros) que tantas horas (y tan pocas) de telediario han llenado desde que tengo uso de razón. No son buenos, pero son sinceros.




Debo a vuestros dientes blanquísimos

la escasa sabiduría que pueda tener
Yo, que por tener no tengo ni muelas del juicio,
Me recreo en vuestras sonrisas de estrella,
sin artificio,
de estrella caída al fin y al cabo

No hay peróxidos que valgan
en esos marfiles cósmicos
que relumbran mansos
por no devorar el mundo
a fieras dentelladas
 

domingo, febrero 05, 2012

Nana de la niña serpiente



El árbol permanece, niña, canta, canta, no mires aún hacia arriba.
El árbol permanece. No busques abrigo entre sus ramas.
El árbol se estremece, niña. Raspa, raspa.
Penetra la corteza, refúgiate en su alma.


Ardillas. Suben, bajan. Eso no es para ti. Tú anida y aguarda.
El árbol permanece. Lo alimentas, él te ama.
Lames sus costras, él te guarda. Todo bien. El árbol no morirá hasta mañana.

El árbol al que trepes cuando seas enorme y lozana, niña
Es infinito y pequeño como una rama
Tú eres él, él es más tú que tu cuerpo de tela de araña,
Recuérdalo mientras te arranca las viejas escamas.

Oh, te elevas, dragona, inmensa como una plaga
Preñada de tierra y musgo
Henchida, giganta,
Oh, ser tú. Tantas veces y hoy de nuevo.

Es duro empezar otra vez la subida cuando
Ya conquistamos las alturas hace tiempo
Todo fue nuestro, ¿recuerdas?
Pero si no hubiéramos olvidado
No tendríamos una vez más el placer del ascenso

Qué musitas, pequeña, ¿te cantas?
Oh, siempre te acompaña la nana, por muy grande y feroz que seas
Siempre serás niña. ¡Oh, madre! ¡Oh, anciana!

miércoles, febrero 01, 2012

No, no, no (no quería publicarlo porque es muy malo, pero alguna explicación debo tras tanto tiempo de silencio)

No me apetece escribir. No sé escribir. Abrí otro blog para escribir (tres veces de "escribir"en una línea demuestra mi destreza literaria) cualquier cosa que me apeteciera (frivolidades, preferentemente), y ahí está, desnudito como un niño negro en los telediarios de mi infancia. Cuando el hambre estaba en Zaire y tenía un origen más obvio.
¿Veis? No sé escribir. Hago comparaciones de mal gusto, no doy pie con bola, y mis únicas palabras buenas vienen en ráfagas de frases sueltas con las que una no sabe qué hacer (lo que equivale a seguir llenando libretas y móviles de palabras inútiles). Igual no hay que escribir. Nada obliga a ello, no hay necesidad... Quizás no hay que respirar, ni llorar, ni lamentarse. Creo que ya no escribo porque soy feliz (excepto porque últimamente me doy cuenta de que más me vale morir antes de llegar a vieja porque está claro que no voy a tener una pensión mínimamente digna, pero en mi descargo he de decir que no soy muy de darle vueltas a las cosas). Y porque evito el conflicto cada vez más. He anidado en un luminoso (y con vistas)  mundo de despreocupación y felicidad y ya no sé escribir. No conozco las palabras ni quiero pensar sobre los temas. Sólo quiero ser feliz. No deseo analizar. No me apetece debatir, ni razonar ordenadamente.
No sé si quiero darles voz. Si se la doy un rato luego querrán seguir vivos y despiertos. ¿Y yo? Seguro que ellos me harían más viva y más despierta que nunca. Se lo debo, hace tiempo que sé que se lo debo (a ellos y a todos los que me han dado lo que yo debería tratar de devolver de algún modo). Al final voy a tener que escribir. Quizás cuando se me acabe el dinero y no pueda salir más. O ahora...

jueves, febrero 03, 2011

El triunfo del Memo (o el Incidente Vigalondo)





Que en esta sociedad nuestra educan a la mayoría para ser mediocre es un hecho. Pero eso no quiere decir que los que hemos sido educados (y nos seguimos educando a nosotros mismos) para superar la mediocridad, tengamos que soportar los embates de la marea de memos que arrecia. Quiero decir que no es labor de los más inteligentes, los más formados, los más sutiles, los más talentosos, los más críticos... pasarse la vida dando explicaciones sobre el sentido o la intención de cada palabra que sale de nuestras bocas.


Sencillamente, no podemos dotar a estas alturas a un espécimen simplón de todas las referencias (sean cuales sean), toda la cultura y las experiencias que hemos acumulado a lo largo de la vida, que conforman nuestro discurso y el modo en que entendemos el humor, y que al parecer son necesarias para entendernos.


 Me gustaría pensar que no es cuestión de inteligencia o sutileza, sino sencillamente de empatía. Pero, en cualquier caso, los cientos y miles de bobos que señalan con el dedo al que hace un chiste que consideran inapropiado, tampoco la poseen. ¿De verdad puede creer alguien que una broma sobre temas "delicados" pueda tener mala intención? ¿En qué sentido? ¿Cuál es el peligro? Es decir, ¿de verdad se puede pensar que realmente se está negando el Holocausto? Es cierto, cuando hacemos bromas sobre el Holocausto es porque nos gusta asesinar judíos ¿Saben? Vaya, yo al menos es lo que hago los fines de semana. Mucho más divertido que salir de bares, dónde va a parar. 


Así somos... unos psicópatas en blanco y negro, sin más dimensión humana que la que la literalidad de nuestras palabras sugiere. ¿Y cuál es su motivo para ofenderse? ¿Es judío? Ah, no, que no necesita más motivo que la justa ira del bobo, su afán solidario con el pueblo judío, justo ese que no sale a la luz en caso de necesidad real. Porque usted siempre se va a poner del lado de la víctima, claro. Bueno, pues el caso es que en el humor no hay víctimas. Lástima que tanta gente carezca de la sutileza necesaria para diferenciar entre burla y humor, porque yo no estoy dispuesta a enseñar algo tan básico a personas (supongo) adultas.


Y es que la sensibilidad del memo es casi una entidad aparte, como un repugnante apéndice del propio tonto, siempre alerta y a flor de piel, ciega y medio sorda pero presta a supurar al menor indicio de humor con el más mínimo atisbo de acidez o carencia de corrección política. El humor es salvaje, amigos, no se domestica. Sigan tratando de ponerle bridas y de ensillarlo, que él de nuevo los arrojará de su grupa arrancándoles una carcajada prehistórica en situaciones tan absurdas e inapropiadas como un funeral o la caída tremenda de un amigo tras un tropezón ridículo.


Vigalondo ha pedido perdón. Es asunto suyo, sólo faltaría ya que entremos a criticar también si tenía que pedir perdón o no. Yo no lo hubiera hecho. Estoy cansada ya de tanto estúpido y de tener que dar el brazo a torcer porque la mayoría de la gente parece tener el 99,99 % del cerebro atrofiado. No, señores, ante el tontete, nada de disculpas; contra el tontete, tolerancia cero. Que espabilen, joder. Que crezcan, que lean, que vean pelis, que ejerciten la neurona, que piensen. Que sean críticos consigo mismos.


Por cierto, ser  más inteligente,  más formado,  más sutil,  más talentoso, etc... No es una ardua tarea ni tiene ningún mérito. Las masas de memos lo ponen tremendamente fácil. No me creo mejor que la mayoría ni nada así (como algunos pensarán), creo que la mayoría que opina con tanta liviandad ("bueno, voy a insultar un poco a este señor sin informarme lo más mínimo sobre el tema ni pararme a reflexionar antes de hacer la comida"), es sencillamente peor que cualquier ser humano medio. Por otra parte, tampoco hacía falta ser un genio para captar la broma (el que nos parezca más o menos graciosa es tema aparte y sin importancia) y su falta de maldad.






Al final, todo esto me ha hecho pensar que algo pasa con Vigalondo, y refuerza mi percepción del triunfo perpetuo del mediocre. Ahora los tibios de El País, uniéndose a la desconcertante "marea imbécil" que domina este ídem, le han vetado. Pero a mí me da la impresión de que este creador ha sido siempre algo ignorado por los medios de comunicación o, en cualquier caso, no ha recibido la atención que merece. No es un rollo conspiranoico, a tanto no llego, pero no puedo evitar extrañarme ante la poca repercusión mediática que respalda a este hombre. Me considero una mujer informada, soy tremendamente curiosa y trato de estar siempre al día de todo. Pues bien, del estreno de los Cronocrímenes ni me enteré. Vi alguna noticia cuando la peli aún no se había estrenado, eso sí. Pero ni estoy segura de que la peli llegara a mi ciudad. De la peli que tiene ahora pendiente de estreno, Extraterrestre, tuve la primera noticia hace pocos días buscando yo misma la información. Igual es que yo estoy en la parra, que también puede ser. Pero  estamos hablando de un tipo con talento de verdad, ese que ya muchos no reconocen por lo poco que se ve... ¿Qué está pasando? Da la impresión de que el sistema, una vez más, castiga a los mejores mientras da la razón a los mediocres. Es la dictadura del cutre, el triunfo del ceporro.


En este mundo de bobos y aplaude-bobos, una cada día se siente más extraterrestre. Lo cotidiano es lo marciano y todo es ciencia-ficción. Como dice la canción: "ciencia ficción, ciencia bofetón"...




miércoles, noviembre 24, 2010

Somos Hijos de las Estrellas

La genialidad de Carl Sagan o de cómo el conocimiento científico nos salva de la religión.

"Si tengo algo que pueda ser llamado alma que necesitara salvación, entonces la ciencia la salvó de la religión".

"Cuando comparo lo que el conocimiento científico ha hecho por mí con lo que la religión ha tratado de hacerme , a veces literalmente me estremezco".

Bueno, yo sólo he seleccionado dos frases, pero os aseguro que ninguna de las pronunciadas por Sagan en este video es vacía, ninguna prescindible. Todas resplandecen con la sencillez de la Verdad y resultan de una belleza íntima, trascendente y radical.


domingo, octubre 24, 2010

Hoy vi a una Fea cantando "Que se Mueran los Feos"




¿Sabes que la gente que no es tú desconoce lo insignificante que es su vida? Pues sí. ¡Sorpresón!¿Eh? Pues así es. Yo, a veces, ni me explico que exista gente que no es tú. Te juro que no llego a comprenderlo. ¡Si no importan lo más mínimo! Bueno, igual ese dios que nombra todo el mundo (hasta mi madre la roja, joder) tiene algún plan. Eso les gusta creer a ellos. Ilusos. Así no tienen que preocuparse de vivir sus vidas plenamente. Como dios dispondrá... Pero bueno, esta vez, ni dios ni sus fans tienen nada que ver. No tendría que existir nadie que no sea tú. Ahora no. Si esa disparatada deidad existiera, no: Si hay algún plan, algún patrón, algún orden, una pizca de hermosura en todo este siniestro caos, no. Ya en serio, ¿qué necesidad hay?

martes, julio 27, 2010

Esto no es un Poema

No sólo quiero vivir contigo,
quiero vivir en ti.

Quiero que entiendas
que mi vida es miserable
si no acudes a mi cama.
Podría ser de cualquier otro modo,
podría no ser Dramática.
No pasa nada:
a veces no vienes conmigo
y sólo es el fin del mundo.
Pues no habré vivido yo apocalipsis...
(los fines del mundo sólo podían escribirse
en minúsculas
si tú no los co-protagonizabas).

Pero entonces,
cuando deje de importarme,
cuando deja de importar...

Esto no sería lo que es
Y estaríamos perdidos.

Y eso, querido mío,
no estoy dispuesto a permitirlo.

Porque tú eres mío
y yo tan tuya
que el sentido de la pertenencia
pierde todo sentido.

Ven.

viernes, julio 16, 2010

Pequeña Autobiografía Amistosa





Reconozcámoslo: empecé cagándola. Tendría unos 9 o 10 años cuando participé en un concurso de dibujo que organizaba el Pequeño País. Tenías que dibujarte con tu mejor amigo, y yo me dibujé en un hermoso y brillante mundo onírico, poblado por criaturas fantásticas, abrazada a un ser neblinoso en cuyo pecho había escrito "Imaginación"(por cierto, nunca entendí por qué no gané, era precioso). Posibles conclusiones: o era una de esas niñas repelentes que siempre han de dar una vuelta de tuerca más a cada concepto, o todo viene de antiguo y no tenía amigos. Quizás ambas son ciertas (como se ve, ya iba apuntando maneras para ser una friki de mayor).

Mi primer recuerdo decepcionante relacionado con la amistad es
este: soy muy pequeña (no sé, estaré en parvulitos, o quizás ya en los primeros cursos de la EGB) y me caigo al suelo en el patio. En ese momento, la reacción de mi primera mejor amiga es reírse de mí, no venir a ayudarme o a ver si estoy bien, se ríe y lo hace cruelmente. Yo lloro, no sé si me he hecho daño o son los frustrantes sentimientos de humillación, decepción y rabia. Esa niña, afortunadamente, iría dejando de ser mi amiga poco a poco, decantándose por otras más "guays", es decir, más pijas y seguras de sí mismas (no sé en los demás colegios, en uno de monjas funciona así).
De modo que siempre he sido una persona bastante solitaria, ya desde niña, tanto que en las épocas en que no tenía amigas en el colegio me pasaba el recreo escondida y sin parar de moverme de un sitio a otro para que nadie me viera sola. Era rarita, vaya. Y aquel colegio era un infierno.

Alrededor de los 11 años de vida me hago con otra mejor amiga. Oh, dioses, a veces era muy divertido ser amigas y a veces era un infierno. Esa tía estaba loca, pero loca de verdad, de psiquiátrico, de intentos de suicidio y todo eso. Era absolutamente posesiva y celosa. Cuando algún chico se fijaba en mí, se liaba con él. Se enrolló con mi primer amor (tendríamos unos 18 o 19 por aquel entonces y no recuerdo si él sigue negándolo); lo intentó con el segundo (algo hubo, pero este fue más listo). No voy a abundar en el tema, sólo resumir que desde los 11 años hasta que la perdí de vista acabamos haciendo pandilla con varias amigas más; tuvimos varias pandillas con chicos también; también tuve otra amiga suicida a la que tenía que esconder las pastillas y estar pendiente de ella... todo muy bonito, vaya.

Está claro que me estoy centrando en la parte negativa, también lo pasé bien, pero quiero dejar claro que he tenido pocas amistades constructivas. Una de ellas, el único nombre propio que citaré: Rocío. La conocí en el instituto: espontánea, alegre, sin complejos, simpática, divertida, sincera... Me iluminó la vida. Yo venía agilipollada del maldito colegio de monjas, y mi primer instituto y la gente que allí conocí me cambió absolutamente la vida. A Rocío la perdí de vista, no sé muy bien por qué nos acabamos alejando, pero desde aquí le doy las gracias por todo (espero que sigas siendo tan genial, Pichu).

Bueno, pues en mi segundo instituto (sí, el descubrir que había otra vida me hizo repetir curso tropecientas veces mientras me volcaba en vivirla y en vivirme) hice un grupo de amigos que fue bastante importante para mí. Al cabo de pocos años la pandilla se rompió por los típicos círculos amorosos, las envidias y las mentiras: que si a este le gusta esta, y a esta el otro, que está enamorado de esta otra... En fin, este grupo, que yo siempre me había esforzado en mantener unido como una madre, se rompió. He de decir que no siempre he elegido a las mejores personas como amigas, he tenido algunos amigos muy mentirosos y muy malas personas, pero yo los quería igual. Supongo que era normal que así todo acabara. Algunos nos mantuvimos unidos hasta que, una vez más, el amor nos apartó. Es extraño ¿no? Como te quiero no puedo estar cerca de ti. Y así es como siempre acabo quedándome sola...

Ahora siento que he de analizarlo. Tengo que encontrar los fallos y averiguar qué es lo que siempre hago mal (¿quizás esperar demasiado?, ¿quizás dar poco?). Además, no puedo aceptar determinados sentimientos sin más porque no casa con mi lógica. Porque si no los analizo no sabré qué quiero. Entonces, a ver: me siento sola. ¿De verdad? No sé... me gusta estar sola. Algo en mí se queja de no tener amigos (aunque alguno tengo), pero hay otro algo, grandote y sombrío, al que le gusta la soledad hasta tal punto que los amigos le parecen en ocasiones un estorbo. Analicemos este hecho: es que, viendo el panorama, igual resulta que la gran mayoría de los amigos que he tenido han sido un estorbo.

Y ahora ya no sé hacer amigos. O a lo mejor sí, y he soltado toda esta perorata autobiográfica adolescente por nada. O igual la algodonosa Imaginación de mi infancia es todo lo que necesito... El caso es que me ha tocado compartir mesa con locos y animales parlantes, y la única esperanza que me queda es tomarme lo mismo que ellos.


miércoles, julio 14, 2010

Vaivenes

A las empresas no les gustan estos vaivenes (lo que me guste o disguste a mí, por cierto, no cuenta). Con vaivenes se refieren a mi legítimo y
fundamentado derecho a cambiar de opinión ante la mudanza de las circunstancias. Vaivenes una vez iniciados los trámites, dicen. A ambas partes todo el tiempo y esfuerzo que les he hecho perder es el de un par de brevísimas conversaciones telefónicas en las que se han encargado de desanimarme. "Ya tenemos a mucha gente", dicen. "Las prácticas se empiezan antes", añaden. Por un lado, me dejan claro que no me necesitan en absoluto, que más bien sería una molestia para ellos. Por otro, me disparan una obviedad. Deben de haberme tomado por una estúpida... Sé que normalmente las prácticas comienzan antes pero, oh, como yo no soy la Empresa me toca hacer uso del tono servil propio del que desea trabajar gratis durante el verano, porque una asignatura de la carrera así lo exige, para explicar mis azares que, claramente, a mi interlocutora le importan tanto como mi existencia, mis ganas o mi posible talento. Bueno, pues yo a las empresas, y a quienes siguen sustentando (la Universidad, por ejemplo) esta especie de idolatración y sumisión ciega hacia este engendro desalmado que es la empresa, les diría "que os jodan, empresas, podría haceros más ricas y mejores, pero no estáis dispuestas a tratar a las personas con un mínimo de dignidad y reconocimiento, ¿verdad? Ni siquiera estáis dispuestas a funcionar bien, a hacer lo mínimamente correcto, a tener al trabajador considerado como merece, con los horarios razonables, los sueldos justos y el trato respetuoso que se ha ganado el que, con su trabajo, y obteniendo una mínima recompensa a cambio, os hace ricos". Porque, bueno, parece que la mayoría de la gente no termina de darse cuenta, pero el principal problema de la economía, lo que nos hace al resto pobres, es el enorme margen de beneficios que el empresario suele reservarse para sí. Si tan solo su codicia estuviera dispuesta a renunciar a una pequeña parte, se obtendrían profesionales más contentos y, por tanto, más eficientes. Pero en fin...

De modo que lo dicho, que os jodan, vosotras no os andáis con medias tintas, sois como un amo viejo que ya no siente la necesidad de la autocensura, pues yo tampoco. A mí me habéis perdido. A mí y a mis miles de ideas, a mí y a mi talento, que lo tengo. Yo me largo a otro país o monto mi propia empresa para hacer las cosas Bien, para demostraros que se puede sin tener que soportar vuestros aires de superioridad. O igual no, igual acabo siendo aquello para lo que las escuelas y universidades nos programan: una trabajadora sin discordancias, sumisa y calladita.

sábado, junio 12, 2010

Me voy

Sueño con irme a vivir lejos, muy lejos, para poder vivir de verdad, completamente sola, sin que nadie me moleste. Fantaseo con que así no tendré que romper amistades, ni ningún otro tipo de relación, directamente. Lo achacaremos a la distancia, con suerte sólo recibiré algún mail esporádico al que dar una repuesta cortés y ya...
Así no tendré que vivir escenitas, tener que explicar que ya no quiero seguir siendo amiga o lo que sea. Que me han fallado, que estoy tan harta de escuchar interminables batallitas y quejas sin sentido para que luego nadie me escuche a mí. Que no soporto más vivir siempre bajo las condiciones impuestas por los otros, encuentros sólo cuando vienen bien a los otros, confidencias sólo cuando el otro las necesita. Básicamente verter su basura en mí cuando apetece... Porque, además, ya no tengo más que dar, ni quiero. Me siento aburrida. agotada, ya casi no me siento yo, y no tengo más que dar. Estaría bien que los demás se pararan a pensar detenidamente en si ellos dan algo, porque parecen creer que sí y no es cierto. Ya no pido nada, es que no quiero, no me apetece, es demasiado tarde. Me habéis mengüado tanto... y aburrido con vuestra falta de lucidez, y decepcionado...
Así que me voy, me voy a otro país. Quizás creáis que sigo aquí porque veis mi cuerpo, pero yo me habré ido. Y algún día mi cuerpo me seguirá.

jueves, junio 03, 2010

TACERE


Callar... Es uno de los poderes del mago. Tendría que saber callar. El problema es que no sé si quiero, ¿sabéis? Me costó mucho arrancarme a hablar, mucho. Cuando era bastante más joven hablaba casi únicamente con mis amigas más allegadas. No solía hablar jamás con gente que no conociera bien, mi timidez me lo impedía (también sospecho que la mayoría de la gente ya me aburría por aquel entonces). No sé qué clase de consecuencias desastrosas imaginaba, pero era incapaz de hablar con gente nueva. Podéis imaginar que parte de mi adolescencia fue algo aburrida.
Ahora hablo, HABLO con mayúsculas, y no es que hable mucho, que no... Es que digo lo que pienso. Ojo, no soy de las que te sueltan lo que piensan a la primera y sin que le hayan dado pie a ello en plan: "yo es que soy muy sincera"... Pues guárdate tu sinceridad donde te quepa, bonita, que nadie te ha pedido opinión. Yo digo lo que pienso tras escuchar y escuchar y escuchar las historias que mis amigos se cuentan a sí mismos fingiendo estar hablando conmigo. Se mienten a ellos, a mí no.

Pero claro, ha llegado el momento en que me pregunto qué sentido tiene que diga lo que pienso. En primer lugar: ¿acaso escuchan? La respuesta es no, las mentiras que se han ido contando a lo largo de los años lo llenan todo y sólo se escuchan a sí mismos. En segundo lugar: ¿acaso importa? A mí me importa que sean infelices, preferiría que fueran libres y vivieran una vida de verdad pero está claro que no voy a conseguirlo con palabras. Sinceramente, no creo que entiendan una palabra de lo que les digo. Y no creo que me exprese tan mal pero se ve que hay conceptos como el amor verdadero, el respeto a uno mismo y a los demás, la comunicación, la entrega, la libertad, el valor... que se ve que no calan del todo en las conciencias.

Teniendo en cuenta esto ¿para qué hablar? Probablemente sólo termino haciendo daño con mis ideas. "¡Calla, calla! ¡No me digas más! Que dices verdades como puños", me decía el otro día una querida amiga. Ella no quería escucharme, tan cómoda como estaba asentada sobre sus pequeños atajos existenciales, pero al menos ella los reconoce como las mentiras que son, y, dada su experiencia, sabe lo que gana y lo que pierde, y se ve que en estos momentos así está bien... El resto sigue engañándose y tratando de hacer pasar sus ilusiones por verdad.

Lo siento por vosotros, amigos, de verdad que me encantaría callar. En realidad no sé qué me cabrearía más llegado de nuevo el momento: tener que guardar silencio o tener que repetiros obviedades una vez más. De modo que actuaré según me pida el cuerpo en cada ocasión (que tampoco me voy a crear yo una úlcera a costa de vuestras movidas). Callaré por piedad cuando pueda (qué fuerte va a volverme este entrenamiento), hablaré con la verdad cuando sea imposible seguir guardando silencio ante vuestro intentos por convenceros a vosotros mismos de las bondades de vuestras vidas falsas conmigo de testigo.

domingo, abril 18, 2010

PEAJE PARA EL MÁS ALLÁ


Me han hecho uno de esos regalos sencillos, espontáneos, encantadores. Uno de esos nacidos de un "¿Te gusta? Pues para ti..."
Su cara es la de un emperador chino, su cruz un dragón algo gastado. Me gusta porque es grande. Me gustan las cosas grandes, no lo puedo evitar. Últimamente me encantan las piedras enormes que surgen de pronto en medio del campo cubiertas de verdín, tan hermosas que parecen envejecidas a propósito. También me gusta porque el cuerpo del dragón está algo gastado. En principio podría parecer que esto convierte a mi moneda en menos valiosa, menos bonita, pero no es así.
Yo imagino que alguien ha tenido que frotar muchas veces esa figura reptiliana para gastar su efigie de tal modo, quizás buscando la Fortuna. Apuesto a que es una auténtica moneda de la suerte. Por lo pronto te hace parecer más hábil de lo que eres: su generosa proporción hace que cuando la lanzas al aire con el pulgar caiga siempre en tu mano. Eso es bueno, muy bueno. Basta sentirse hábil y seguro para atraer a la suerte. Quizás le ponga un nombre. Si sabes el verdadero nombre de las cosas ellas harán tú voluntad. Soy buena encontrando nombres. Ese tipo de nombres en concreto. Son sencillos, aunque prácticamente impronunciables en voz alta. El concepto es sencillo, los sonidos no tanto. Por ahora se llama Dragón y Kangxi. Y ya veremos...


Con este óbolo considero pagado el peaje a otros mundos y desde ahora está claro que no podré limitarme a visitar los sueños del generoso donante, también tendré que llevarle más allá. De modo que ármate de valor y abre los ojos, los de verdad, porque un día de estos te espera un hermoso y quizás accidentado viaje más allá de Oniria.

sábado, febrero 27, 2010

Hacia praderas azules



Una nunca se acostumbra a lo que esto supone, una nunca se acostumbra al aburrimiento, a que la vida no sea más que esto... Una ni tan siquiera termina de sentirse cómoda entre tres dimensiones, tan lineales, tan entrelazadas y opresivas que una ni sabe de dónde surge el hueco que el cuerpo ocupa. Una nunca se acostumbra a la ausencia de historias, una necesita que le cuenten historias para ser feliz y completa, pero ya no volverán las praderas verdes (las azules en el hogar continúan aunque apenas las visite) ni la piel de oso ante el fuego, ya no volveremos a volar en alas de otros.

Una tiene que empezar a contarse historias a sí misma, hasta el final esta vez, completas y perfectas. No hay más consuelo: el amor y las historias. En ocasiones el amor guarda silencio y es hora de contar historias, sólo eso...