Un puñado de estrellas: 60 céntimos
Las compré, no quedó más remedio. ¿Cómo iba a resistirme a llevar un puñado de estrellas en el bolsillo? Pensé: ¿para qué las quiero?, no importa, ya les daré uso. Las esparciré por mis cabellos quizás; o me pondré alguna a modo de lunar (o estelar, mejor dicho) en el hombro, o junto a uno de mis ojos; también podría pegarlas en ese vestido de terciopelo negro y disfrazarme de Reina de la Noche (no pienso cantar el aria) en carnavales.
Y, si finalmente no hago nada de esto, sesenta céntimos es un precio irrisorio por poder observar una galaxia en miniatura en la palma de mi mano.
3 comentarios:
Antes de nada agradecerte tu pronta visita a mi blog.
Me gusta el trato que le has dado al sueño, pero no entiendo de que estrellas hablas. Pero mejor, no quiero entender, el texto me gusta así como está, y mira que podías haberle sacado más partido. Lo bueno si breve ...
Saludos.
Gracias a ti!!
No se trata de un sueño. En esta época navideña venden cosas tales como bolsitas de pequeñas estrellas plateadas que cualquiera sabe para qué valdrán. Compré un par pensando justo lo que cuento en el post.
La mayoría de las veces suelo preferir la brevedad, sí...
En primer lugar decir que me alegra que vuelvas al blog, que "nos" tenías abandonados :)
Y las estrellas... pues me quedo con eso último: un firmamento en la palma de la mano..., y es que las cosas normalmente no tienen el valor de su precio, sino el que nosotros seamos capaces de darles ¿no?
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