Poesía Experimental: la lógica en el asombro
Poesía experimental: emoción, sorpresa, delirio, caos, originalidad. Todo eso y más. La poesía experimental puede incluir versos escritos o no, palabras sueltas, letras desbocadas… Suele incluir imágenes sugerentes, cargadas de significado, de múltiples simbolismos, normalmente inteligibles al primer vistazo, regidas por códigos comunes fácilmente reconocibles por cualquier ciudadano medio. Puede tomar la forma de un objeto tridimensional, un lienzo pintado, un montaje fotográfico, una curiosa combinación de piezas móviles, incluso algo literalmente vivo.
Si a algo tan intuitivo, cargado de pasión y aderezado con unas dosis de locura se le pudiera denominar disciplina, diríamos que en la práctica de tal “disciplina” convergen artistas de muy diversas índoles: poetas, pintores, fotógrafos, diseñadores gráficos, escultores, reposteros incluso… Lo cierto es que cualquiera que sepa mirar la realidad con ojos asombrados, volverla del revés y fabricarse con ella una “dadilaer” nueva con la que jugar a los acertijos y a las verdades de las buenas, es un poeta experimental.
Ya ven: ni nombres propios, ni clasificaciones de corrientes, ni definiciones de manual. Sólo impresiones sobre un arte apasionante.
(Fragmento de mi primera colaboración en la revista Grada)
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