Salir, beber, el rollo de siempre
Todo es ilusorio. Las miradas de otros, la compañía, la identidad.
Llegas a casa y estás solo, incluso aunque compartas el espacio: estás solo. Y eres otro ya. No eres más el que hace unos instantes bromeaba en cualquier bar, ni el que se quedó callado, meditabundo, deseando llegar a casa para pensar con tranquilidad. No eres ya el que hace un minuto besaba y se despedía, no eres siquiera el que pidió una última copa. No eres tampoco el que ahora quiere volver a salir sin saber muy bien para qué. Quizás no encontraste lo que buscabas la última vez.
No está ahí fuera. Las cosas, los demás...nunca serán lo que tu quisieras.