sábado, diciembre 27, 2008

A cada cual lo que se merece

... Es mi lema para estas navidades. Dejémonos de tanto felicitar las fiestas y desear un maravilloso año nuevo a todos, sin distinción. Por los dioses que tanta sonrisa falsamente edulcorada me provoca náuseas. A mí no me pueden los buenrrollismos absurdos de siempre, eso queda para los ingenuos y los tontos de baba, a secas y por hablar clarito.

¿Que voy a perder yo mi tiempo y energía, y encima a quedar como una idiota, felicitando a todo el mundo porque sí? No, oiga, conozco a gente que no se merece ningún buen deseo por mi parte, y entre el resto al que no conozco, estoy segura de que hay bastante hipócrita, mentiroso y estúpidamente malvado. De modo que a cada cuál lo que se merece, probablemente el que merezca felicidad y parabienes los recibirá, y el que no los merezca tendrá lo suyo (o no), con o sin la intervención de mis buenos deseos para con ellos...

Lo que no voy a hacer es ofender a mi propia inteligencia fingiendo una absurda candidez que en ningún caso poseo. Si hay algo que no soy es hipócrita, digo lo que pienso y me abstengo de decir lo que no siento. De modo que tendréis que excusarme (en realidad me importa un bledo si lo hacéis o no) muchos de vosotros si no os regalo un enorme y entusiasta: ¡FELICES FIESTAS! Guardo mi entusiasmo para quien lo merece. A toda la gente que conozco que sencillamente es como es, que de un modo u otro son amigos míos con su desapego quizás, con su distancia, como pueden pero siendo fieles a su naturaleza, a esos sí: ¡Feliz año! Deseo que obtengáis todo lo mejor.

Al resto, sencillamente que os zurzan... Sin rencores ¿eh?, lo digo sin acritud y más bien con aburrimiento y desinterés. Simplemente me cansé ya de falsedades y abandonos. Con su pan escaso y mohoso se lo coman, que sigan tratando de soportar sus tristes vidas como mejor puedan.

Muchos de los que fueron amigos míos en el pasado están muertos, y lo están porque esas personas concretas a las que conocí y aprecié ya no existen. De modo que dejo definitivamente atrás sus espectros y les digo adiós para siempre en estos días de despedidas.

Es este un simple ejercicio de soltar lastre para empezar el año de modo sano, sabiendo lo que me conviene y lo que no, lo que debo dejar atrás porque no me aporta nada positivo y lo que debo tratar de conseguir. No me preocuparé más por las cosas (y personas) que no puedo cambiar, y me centraré en todo lo que puedo construir y mejorar. ¡No soy tan negativa, leñe! Ni tengo tan mala leche como parece, son los efectos de la sinceridad a la que estamos tan poco acostumbrados.
Creo que este va a ser un gran año ^^

1 comentario:

Anónimo dijo...

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