domingo, diciembre 28, 2008

SOY RICA



Voy a hacer una confesión pública: a veces hablo con dios. Por muy absurda que me parezca la posibilidad de su existencia y a pesar de mi falta de fe, pues la razón humana y, sobre todo, su uso continuado, la reflexión, la acumulación de conocimientos y el espíritu crítico conducen irremediablemente a ello. Podría exponer
multitud de razones por las que me parece absolutamente irracional e incluso estúpido creer en dios, pero eso lo dejaremos por ahora, quizás en otra ocasión...

El caso es que el hecho de que mis razonamientos me hayan llevado a la idea de que dios no existe, o que no hay nada que nos lleve a creer que exista, que es un burdo invento de las más simples y débiles mentes humanas que precisan de apoyos divinos para sobrellevar sus limitadas existencias, no quita que continúe hablando con él de vez en cuando, e incluso amándolo. Así lo aprendí en mi infancia, y así me acostumbré a vivirlo como una parte más de mí y de mi vida, una parte quizás incluso fundamental. ¿Puede uno dejar de amar de la noche a la mañana tan sólo guiado por unos fríos procesos mentales? Quizás... pero no en este caso, no cuando ese amor se ha integrado desde prácticamente el inicio de nuestra consciencia en la propia esencia de lo que somos. No cuando dialogar con dios es casi (o sin el casi) como dialogar con uno mismo.

Y creedme, los que no practicáis esto de la oración inform
al, que es un ejercicio bien sano, que uno después de sus charlas con la lejana divinidad se siente más tranquilo y con la mente más clara y despejada, más feliz y pleno de significado, como si en un momento de meditación ( en cierto modo se trata de otro modo de meditación) aprehendiera los vericuetos de la vida y se le viera representada su extrema sencillez, la luz de todo lo que importa, de las pocas cosas que de verdad importan.

Y encima hasta le pido cosas, sí, y reflexiono, dialogo con él, discutimos, reímos, me quejo, y me hace verme en un espejo tal y como soy, con mis debilidades y todo lo bueno que tengo para ofrecer, y relativizamos, y finalmente conseguimos sacar lo mejor de mí y dejar el resto atrás, o aparcado al menos durante un tiempo, hasta que la perfección de la luz se haga insoportable y se impongan de nuevo las trabas que la hacen a una humana. Como decía, le pido cosas, normalmente a cambio de promesas que nunca se cumplen del todo, y mu
chas veces me las concede (o me las concedo yo misma). Anoche, sin ir más lejos, esperaba una señal y la obtuve. Y ya sé en cuáles de mis múltiples proyectos literarios debo centrarme en primer lugar. Pide y se te dará... Es todo tan sencillo...

Pero por lo que no pasa este diosecito mío, en lo que no acaba de ceder es en lo de hacerme rica.
Yo le digo: "Venga, dios, si me toca la primitiva te juro que me dedicaré exclusivamente a escribir y contaré todas esas cosas que quieres que cuente y que ayudarán a cambiar el mundo".
Y él me dice: "Primero escribe, luego vendrá el resto. Que nos conocemos y luego te me acomodas..."
Y a veces yo le replico y le explico y le doy vueltas y más vueltas a lo que haría con el dinero: "Tú sabes que yo lo redistribuiría de diversas maneras, a veces de modo directo actuando en casos muy concretos de necesidad, otras por medio de una fundación que crearía a tal fin. Porque la acumulación de riquezas me parece indecente, repugnante y cruel."

Y todo es verdad, pero todo ha de ser como ha de ser, y cada cosa a su tiempo...

Y entonces, una vez más, se produce con mi madre otro de esos breves diálogos que solemos tener de cuando en cuando en la cocina:

Yo: "Mamá, este año nos toca la lotería"
Ella: "Si ya nos ha tocado"

Y nos reímos, y nos damos la razón, y a veces cambiamos ligeramente la estructura de nuestro divertimento de la VERDAD, y ella me pregunta que cuándo nos va a tocar la lotería, y soy yo la q
ue responde que ya nos ha tocado,y que tenemos una infinita suerte: salud, los unos a los otros, el amor, y en cuanto a lo material lo necesario para vivir...

Qué más se puede pedir. Si ya somos ric
as.



4 comentarios:

A. M. Vermon dijo...

Comparto en un 80% lo que dices.

Si tienes efectivo sobrante, propongo comprar unas tierras en argentina y destinarla a huerta organica.

Por supuesto que puedes publicar lo que quieras para mi es una caricia para el alma.

saludos, andres.

Laura PD dijo...

Me imagino que no compartes la parte de que mi racionalidad me impide creer en dios. Y siento si alguna de mis palabras te ha ofendido. Lo cierto es que me refiero más a la idea de dios que me han inculcado que a la idea de la divinidad en sí...

Hace mucho que sueño con tener mi propio trozo de tierra con huerta...

Gracias, Andrés.

Un abrazo.

A. M. Vermon dijo...

No cuestiono para nada tu racionalidad, que seguro es mejor que mi irracionalidad, me causa una sonrisa ver lo que quizas sea un rasgo de inocencia como lo es hablar con Dios, no es que no crea que Dios no existe pero a veces pienso que esta desentendido en otro plano tan infinitamente lejano y nosotros somos la creacion de un laboratorio de extraterrestres buenos, hermanos de extraterrestres malos, hijos de extraterrestres buenos pero de abuelos malos, con tios abuelos buenos y tartarabuelos malos que tenian hermanos (los tartarabuelos ) buenos (todos integrantes de la creacion de Dios) que fundaron los bancos que estan en Suiza y que veranean en una isla exclusiva del Caribe y contratan a Alizee para shows privados (jen ai marre), o sea que la que puede tener una idea cercana del concepto de Dios quizas sea Alizee.

bueno en realidad estoy tratando de ordenar mis ideas y que se yo, mejor me concentro en una huerta sin semillas transgenicas, que lío ....

Laura PD dijo...

Bueno, Andrés, yo no soy nada maniquea... Eso de buenos y malos...
^^ Me temo que mis absurdas teorías sobre la divinidad son mucho más sencillas y complejas e inacabadas... y absurdas. En realidad pierdo poco tiempo en teorizar sobre lo incognoscible.