miércoles, febrero 20, 2008

La tristeza no está de moda

Así son las cosas: en esta sociedad del consumo rápido los sentimientos también resultan devorados en el intento de vivir. Los tristes, los melancólicos, los reflexivos incluso, son apartados si no tienen la precaución de hacerse a un lado ellos mismos para no ser arrollados por la euforia perpetua, por la actividad incesante de una maquinaria que se alimenta de autoengaño.

Nadie va a preguntar ni a consolar, nadie se preocupa de tristezas ajenas, no sea que vayan a salpicarle y emborronar su bonito día feliz, no resulte que tenga que verse obligado a frenar su ritmo para conversar sobre temas tediosos, para escuchar los problemas del otro. Tampoco el melancólico o el apesadumbrado, por otra parte, se atreverá a expresar tales estados de ánimo. Probablemente oculte un rostro demacrado tras una máscara afable, pero cómo va a arriesgarse a ser tachado de triste y aburrido, cómo... Si hay que ser brillante todo el tiempo, si hay que sonreír y hablar sin cesar aunque no se diga nada, si además de triste acaba uno por sentirse culpable por estar así y no ser la compañía amena e interesante que todos suponen, que los demás esperan...

La gente se apresura a juzgar al que tiene delante, sin preocuparse de conocerlo realmente, se hace su composición de las cosas basándose en presunciones, en conjeturas absurdas sin base alguna.
Y, al fin, incluso la amistad se convierte en un objeto de consumo rápido, y pasa veloz como una estrella fugaz, reluciendo durante unos días o meses hasta apagarse finalmente. Quizás no fuimos lo suficientemente brillantes para el otro, quizás las exageradas expectativas acaban generando decepción.
Y yo, que nunca pedí aparecer resplandeciente ante nadie, como una libertadora del hastío de otras vidas, propongo un acuerdo: ¿por qué no verme oscura desde el principio? Será mejor que asistir a la extinción del entusiasmo de un modo cruel y observar el modo en que mi imagen se consume en pupilas ajenas. Nunca pedí ser observada desde abajo, nunca pedí ser estrella fugaz.

2 comentarios:

A. M. Vermon dijo...

este es un post Walkirja 100%.
(me encanta)

en mi blog accion potenciada publique un post "humanidad divertida" no puse palabras mías (que raro!!!) pero quiero significar un poco lo mismo.

prolifera la diversión de la frivolidad en la que la salud se va haciendo pelota y despues hay que juntar con cucharita a la persona que tiene un corazón doliente, porque siempre invirtió equivocadamente, por seguir la corriente.

donde esta el amor a la verdad y ver en las serenas aguas nuestros dolores, pesares, problemas y tambien alegrías y realizaciones e ir creciendo y mejorando permanentemente, sin que el deterioro de los años sean el justo castigo a tanta equivocacion y errores cometidos.

Anónimo dijo...

Comparto plenamente la idea de que estamos viviendo un tiempo de desencanto, de abulia. En realidad es dificil pensar un tiempo en que la historia haya sido diferente. Pero bien, creo, incluso aceptando aquello, que la tristeza y ciertas formas de melancolia han llegado al extremo de ser exactamente lo mismo que lo que critican, cada vez la hipocrecía de hacer entrever profundos sentimientos en nuestras acciones toma un rol preponderante y quienes no se han podido adecuar a los parámetros de esta frivola sociedad generan su calco en los nuevos círculos cerrados que van conformando. Incluso es la misma sociedad, la misma industria mejor dicho la que se encarga de otorgarle a todo el mundo los instrumentos necesarios para ser esa persona triste y melancólica que espera ser aceptada por sus pares igualmente tristes y melancólicos. Es un pozo, donde hasta la tristeza esta sumamente banalizada, y claro, sirve como salvavidas para quienes no encajan en esta sociedad...esta todo personalizado, tienen alternativas para todos. Y para ser más claro, porque quizás pueda llevar a confusión lo que digo, y quizás esté lejos de lo que quisiste aludir en tu post, me estoy refiriendo a los grupos que se están formando últimamente: emos, góticos, etc. Que hace exactamente lo mismo que critican. Pero de cualquier manera mi comentario es bastante carente de información, yo no me manejo con esos grupos, no conozco gente que pertenezca a ellos así que lo digo netamente como una opinión personal carente de reales fundamentos mas que lo que puedo apreciar en los medios.
De cualquier modo, si, estamos al parecer en una época tremendamente banal, donde son pocas cosas las que resultan trascendentes, donde todo es superfluo y el carpe diem hay que vivirlo con pasión.