lunes, febrero 08, 2010

Meditando poco y mal

Escribimos cosas que luego no nos atrevemos a publicar por la posibilidad de hacer daño a alguien. Tiene su lado hermoso. Significa que no estamos solos. Tenemos a quien dañar, lo que probablemente significa que somos amados, y que amamos.
Tiene un lado menos agraciado que se traduce en que tememos no ser entendidos, porque por supuesto nuestra intención no es la ofensa. ¿Quién quiere causar tristeza a nadie? ¿Quién quiere causarla a quien amamos?
Tiene una cara insustancial cuando pensamos que a quién le va a importar lo que escribamos. Acabamos preguntándonos si alguien nos lee de verdad. Lo hacen, sin duda, pero nuestro pensamiento nunca toca a los lectores. Leerán rápido, sin pensar, y pasarán a otra cosa.
Yo supongo que seguimos haciéndolo por comunicarnos con nosotros mismos, seguramente los únicos que estamos dispuestos a leernos con pausa y a pensarnos.
Y al final meditamos y nos preguntamos si otra vez más no habremos ofendido a media humanidad con nuestras palabras.

1 comentario:

carmen dijo...

Estoy contigo en que escribimos para nosotros... pero a mi me agrada que me lean. Y si, te leo pausada.
Besos, Valki