jueves, junio 03, 2010

TACERE


Callar... Es uno de los poderes del mago. Tendría que saber callar. El problema es que no sé si quiero, ¿sabéis? Me costó mucho arrancarme a hablar, mucho. Cuando era bastante más joven hablaba casi únicamente con mis amigas más allegadas. No solía hablar jamás con gente que no conociera bien, mi timidez me lo impedía (también sospecho que la mayoría de la gente ya me aburría por aquel entonces). No sé qué clase de consecuencias desastrosas imaginaba, pero era incapaz de hablar con gente nueva. Podéis imaginar que parte de mi adolescencia fue algo aburrida.
Ahora hablo, HABLO con mayúsculas, y no es que hable mucho, que no... Es que digo lo que pienso. Ojo, no soy de las que te sueltan lo que piensan a la primera y sin que le hayan dado pie a ello en plan: "yo es que soy muy sincera"... Pues guárdate tu sinceridad donde te quepa, bonita, que nadie te ha pedido opinión. Yo digo lo que pienso tras escuchar y escuchar y escuchar las historias que mis amigos se cuentan a sí mismos fingiendo estar hablando conmigo. Se mienten a ellos, a mí no.

Pero claro, ha llegado el momento en que me pregunto qué sentido tiene que diga lo que pienso. En primer lugar: ¿acaso escuchan? La respuesta es no, las mentiras que se han ido contando a lo largo de los años lo llenan todo y sólo se escuchan a sí mismos. En segundo lugar: ¿acaso importa? A mí me importa que sean infelices, preferiría que fueran libres y vivieran una vida de verdad pero está claro que no voy a conseguirlo con palabras. Sinceramente, no creo que entiendan una palabra de lo que les digo. Y no creo que me exprese tan mal pero se ve que hay conceptos como el amor verdadero, el respeto a uno mismo y a los demás, la comunicación, la entrega, la libertad, el valor... que se ve que no calan del todo en las conciencias.

Teniendo en cuenta esto ¿para qué hablar? Probablemente sólo termino haciendo daño con mis ideas. "¡Calla, calla! ¡No me digas más! Que dices verdades como puños", me decía el otro día una querida amiga. Ella no quería escucharme, tan cómoda como estaba asentada sobre sus pequeños atajos existenciales, pero al menos ella los reconoce como las mentiras que son, y, dada su experiencia, sabe lo que gana y lo que pierde, y se ve que en estos momentos así está bien... El resto sigue engañándose y tratando de hacer pasar sus ilusiones por verdad.

Lo siento por vosotros, amigos, de verdad que me encantaría callar. En realidad no sé qué me cabrearía más llegado de nuevo el momento: tener que guardar silencio o tener que repetiros obviedades una vez más. De modo que actuaré según me pida el cuerpo en cada ocasión (que tampoco me voy a crear yo una úlcera a costa de vuestras movidas). Callaré por piedad cuando pueda (qué fuerte va a volverme este entrenamiento), hablaré con la verdad cuando sea imposible seguir guardando silencio ante vuestro intentos por convenceros a vosotros mismos de las bondades de vuestras vidas falsas conmigo de testigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto ya a sido altamente comentado en FB, asíq no voy a hacerlo por aquí. Pero dejo la reseña hecha. XD

FD: Armindel