sábado, junio 24, 2006

De nombres y bautismos II

Él me dio un nombre nuevo, así, de improviso, sorprendiéndome.
Me llamó, y acertó. Me dio fuerzas, una nueva, impetuosa energía.
Conservo el nombre en mi mente, en el olvido, demasiado a menudo.
Lo tengo presente a veces. En realidad lo tengo presente casi todo el tiempo, sólo que en ocasiones no recuerdo que he de tenerlo presente. Que es el nombre del triunfo. Huyo de cualquier clase de triunfo, pero mi nuevo apelativo me recuerda lo que he de hacer.
Gracias al nombrador que amarró mi alma a esto que llaman existencia de tal modo
que yo pueda "existirla" sin perecer en el intento.
Obviamente, como nombre mágico que es, como nombre secreto, no puede ser desvelado o perdería su función y su poder.
Tan sólo dar las gracias al acierto en boca de un hombre infravalorado demasiado a menudo.
Gracias a él, que es Amor personificado.

No hay comentarios: