sábado, febrero 27, 2010

Hacia praderas azules



Una nunca se acostumbra a lo que esto supone, una nunca se acostumbra al aburrimiento, a que la vida no sea más que esto... Una ni tan siquiera termina de sentirse cómoda entre tres dimensiones, tan lineales, tan entrelazadas y opresivas que una ni sabe de dónde surge el hueco que el cuerpo ocupa. Una nunca se acostumbra a la ausencia de historias, una necesita que le cuenten historias para ser feliz y completa, pero ya no volverán las praderas verdes (las azules en el hogar continúan aunque apenas las visite) ni la piel de oso ante el fuego, ya no volveremos a volar en alas de otros.

Una tiene que empezar a contarse historias a sí misma, hasta el final esta vez, completas y perfectas. No hay más consuelo: el amor y las historias. En ocasiones el amor guarda silencio y es hora de contar historias, sólo eso...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante, eso de contarse historias
"el domador de versos" lei a una vez a un frances que utilizo esa frase, tambien en la pelicula "Leolo" 1992.

saludos muy interesante tu prosa
la literatura fue muy importante en mi vida

Unknown dijo...

..sí, una pena que no encontrara tu email... se hubiera ido directamente al SPAM y no tendríamos que leerlo... en fin.

hi!

Te seguiré leyendo, muy interesante.

Besos!

Carmen dijo...

También te queda la opción de vivir las historias. Es más emocionante, y no hace falta que te las cuentes...

Un beso grande; leerte para construir mis propias historias también es genial.